Nuestro Objetivo

A lo largo de tres mil años, la humanidad se ha venido apartando cada vez más de la Ley de la Naturaleza, que es la Ley del Universo, la Voluntad de Dios, la Verdad.

Movido por el materialismo, que lo hace creer solamente en aquello que ve, y por el egoísmo, que lo lleva a comportarse de acuerdo con su propia conveniencia, el hombre se volvió prisionero de una ambición desmedida e inconsecuente, y viene destruyendo el equilibrio del planeta, creando para sí mismo y para su semejante, desarmonía e infelicidad.

Las graves consecuencias a la falta de respeto por las Leyes Naturales se pueden comprobar en la agricultura, la medicina, la salud, la educación, el arte, la política, la economía y en todos los demás campos de la actividad humana. Esta situación ha llegado a su límite. Si continua comportándose así, el hombre acabará destruyendo el planeta y a sí mismo.

El propósito de la filosofía de Mokichi Okada es despertar a la humanidad, alertándola a esta triste realidad. Esta cultiva el espiritualismo y el altruismo, hace al hombre creer en lo invisible y le enseña que existe espíritu y sentimientos, no solo en el ser humano, sino también en los animales, en los vegetales y en los demás seres.

El Johrei, la Agricultura Natural y la Belleza son prácticas básicas de esta filosofía, capaces de transformar a las personas materialistas en espiritualistas, y a las egoístas en altruistas, devolviéndole al planeta su equilibrio original.

Su objetivo final es reconducir a la humanidad a una vida de acuerdo con la Ley de la Naturaleza y construir una nueva civilización, cimentada en la verdadera salud, prosperidad y paz”.

 

Sobre nuestro Maestro

Mokichi Okada, conocido por sus seguidores como Meishu‑sama (maestro que alcanzó la iluminación y el conocimiento de la Verdad) nació en Tokyo, Japón en el barrio de Hashiba el 23 de diciembre de 1882.

Hasta sus 40 años de edad su vida fue como el de una persona común, que se dedicaba a las actividades comerciales y a sus estudios artísticos. Sin embargo presentaba en su carácter una grandiosa actitud de solidaridad y amor al prójimo. Era poseedor de un fuerte espíritu de justicia y de una notable sensibilidad artística.

Mientras se dedicó al comercio produjo varios objetos artísticos que fueron muy utilizados en la vida cotidiana del Japón de entonces, pudiendo vender la patente de su creación en 25 países, lo cual hizo que su comercio fuera muy próspero y reconocido, pero más allá de su éxito comercial lo que llamaba la atención de sus clientes y proveedores era su honestidad para con todos ellos.

Si bien su vida tuvo un comienzo lleno de sufrimientos, la vida parecía que había cambiado su rumbo, pero todo se transformó con la muerte de su esposa e hijo en el momento del parto y una serie de dificultades financieras. Hasta entonces él siempre se había considerado ateo, nunca creyó en Dios, en divinidades o en el mundo espiritual pues las consideraba supersticiones.

Sin embargo la conmoción que le produjo la muerte de su esposa sumado a las dificultades económicas que se le habían generado, derribaron su ateísmo llevándolo a buscar respuestas ante tanto dolor, iniciando así su búsqueda de la verdad y del porqué del sufrimiento de las personas. Corría el año de 1920.

Inició sus actividades espirituales siguiendo varios caminos filosóficos. Mientras se adentraba en el conocimiento espiritual su empresa sufre las consecuencias de un tremendo terremoto que asola a la ciudad de Tokyo convirtiéndola en un mar de llamas. Era el 1 de septiembre de 1923. Todo su local y sus productos quedaron reducidos a cenizas.

Sin embargo estaba sumergido en las investigaciones espirituales desde cada ángulo posible, día y noche; y su búsqueda celosa de la Verdad duro desde 1924 hasta 1926 ocurriendo en su ser una transformación del ateo declarado que nunca había inclinado su cabeza ante santuarios o templos a una persona cuyo despertar de la conciencia le permitía ver y comprender la vida de una manera integral uniendo los aspectos Divinos, espirituales y materiales en una sola realidad.

En diciembre de 1926, a la edad de cuarenta y cuatro años, Meishu‑sama repentinamente llegó a un estado poco común. Era una sensación muy regocijante y refrescante que nunca antes había experimentado.

Le fue revelado el verdadero significado de la vida, del bien y del mal; la verdadera misión de la humanidad; y la manera en que Dios, a través de la Luz Divina, disiparía todas las vibraciones negativas para que el mundo entero fuera purificado. Se le indicó que sería utilizado como un instrumento para expandir esa Luz y para revelar la completa Verdad a fin de preparar a la humanidad para la llegada de la Era del Día.

Desde ese momento supo todo lo que necesitaba saber. Cosas milagrosas comenzaron a suceder a su alrededor, más allá del entendimiento humano. Por ejemplo, cuando Meishu‑sama tenía una pregunta o un problema que veía imposible de resolver en el nivel racional la respuesta le era revelada desde su interior, a través de lo que parecía ser una directa comunicación Divina. El resultado fue que en poco tiempo hasta el problema más desconcertante, ya fuera de índole material o espiritual, era resuelto.

Creía que en ese momento había alcanzado una intuición con la cual claramente podía discernir la Verdad.

De hecho la puerta del misterio se abrió para él. Ahora era su responsabilidad ofrecer esa maravillosa realización a toda la humanidad.

Al darse cuenta de la tremenda misión que le había sido concedida se vio obligado a tomar un nuevo giro. Sintió el impulso de dedicar su vida entera a ese compromiso y poner su corazón y su alma en ese trabajo sagrado. Durante los años posteriores al terremoto trató de alguna manera de revivir su negocio. Ahora, con su mente totalmente enfocada en asuntos espirituales, decidió entregarlo todo a sus dos administradores. Lo hizo en febrero de 1931 y a partir de allí empezó la maravillosa aventura de promover el Plan divino.

Para mayor información sugerimos la lectura del libro Meishu‑sama, vida y obra de Mokichi Okada